viernes, 23 de abril de 2010

Cocinillas?

En este tercer intento en mi vida por crear y mantener un blog, tuve la feliz idea ayer noche (22 de abril en la víspera del día del libro, de San Jordi y demás) de ponerme en plan Karlos Arguiñano y crear este pequeño rincón en el que iros contando mis anécdotas y peripecias culinarias. Y es que independizarse a los 32 plantea grandes retos y utopias, y uno de ellos es:


voy al Burguer King todos los días y acabo con un bolso cargado de monedas como la del anuncio y me pongo en plan "barrilete cósmico" o voy a comer al Bar Pepe (en mi caso Adega do Pepiño) o te decides por abrir ese electrodoméstico, para algunos/as un total desconocido, que habita debajo de la vitrocerámica o de los fuegos para los más atrevidos (o cocina económica para los que están en los lares más recónditos), si si ese que alguno tenéis que tiene hasta pirólisis (que suena con todos mis respetos a enfermedad venérea).


¿Porqué este título?


Como muchos sabréis desde hace seis meses estoy fuera de lo que hasta el día que emprendí mi marcha era mi hogar, mi mundo y mi universo. Y es que un día la confluencia de los astros quiso que llegara el Big Bang y mi universo se fue al garete. Un día a finales de octubre cogí mi Polito, mis bartulos y muchos de los recuerdos que podía permitirme el lujo de llevarme y emprender el camino en esa autovía que conocía desde niño hasta el kilómetro 266 (Benavente-Zamora para ser exactos) y para el que se pierda la Carretera de la Coruña, y llegué hasta el final de ella, donde la tierra es comida por el mar, las lluvias arrecian casi a diario desde el otoño hasta la primavera, una tierra preciosa, verde, húmeda, que me recibió con tres días de sol que me acompañaron en mis primeros amaneceres, sollozos y paseos por sus calles, y que no he vuelto a ver hasta hace poco.


Supongo que hablar de exilio tiene tintes demasiado dramáticos y un carácter excesivo, así que aquellas personas que verdaderamente han tenido que exiliarse por distintas causas dejando atrás sus vidas, sus familias, sus hogares, entiendan que no me pretendo igualar a ellas, pero es como me siento, me fui a 600 kilómetros de todo lo que había conocido hasta ahora, dejé a mi familia atrás, mis amigos, mi ciudad, y todos los recuerdos que os podáis imaginar y mucho más, pero también dejé algo muy importante...


Para los que no lo sepan, siempre me gustó la cocina, y como mi abuela que en paz descanse decía siempre fui un huevero, y cuando entraba en la cocina siempre me echaba. Supongo que mi afición a la cocina se debe a la gran cantidad de horas mirando a mi madre y a mi abuela cocinar. Y aunque suene algo friki cuando andaba por la universidad y nunca lo confesara por las mañana veía a Karlos Arguiñano, ahora hasta lo extraño (ja ja), y esa afición y gusanillo siempre estuvo en mi (el gusanillo no tiene tintes sexuales, que con muchos de vosotros lo tengo que aclarar siempre todo ja ja).


Espero que os guste todo lo que os cuento y en cierto modo hasta pueda serviros de aprendizaje en este bonito mundo de las cocinas y fogones. Además, espero poder completar este rincón hablándoos de la rica gastronomía gallega, de sus vinos, mariscos, de tantas cosas que he descubierto y otras tantas que aún me quedan por descubir…


BIENVENIDO A UN COCINILLAS EN EL EXILIO.

2 comentarios:

  1. Desconocíamos esta faceta tuya, pero si necesitas algún consejo, no me lo pidas a mí, hazlo a tu prima Txaro.

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  2. Gracias Juanjo!!!! La verdad es que este proyecto ha surgido para intentar ocupar el tiempo en algo, y de momento me lo paso pipa preparándo los platos que no se tarda nada!!!!!

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